El árbol de moras

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Juan Carlos Núñez / Opinión

El árbol de moras

Por Juan Carlos Núñez

Publicado originalmente el 17 de febrero de 2015 en el periódico Crónica Jalisco.

La moral… “es un árbol que da moras”. La frase es de Gonzalo N. Santos (1897 – 1978), el cacique priísta que dominó San Luis Potosí durante buena parte del siglo XX, y se convirtió en el lema que guía a buena parte de los políticos mexicanos.

Priístas, panistas, perredistas y militantes de los partidos pequeños tienen a Santos como referencia. Secreta, eso sí, porque en estos tiempos se vería mal admitirlo.

No es la única. “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, “no pido que me den, sino que me pongan donde hay”, “el que no es transa, no avanza”, “un político pobre es un pobre político”, son algunas de las máximas que guían a muchos gobernantes y funcionarios de todos los niveles.

Proliferan en estos días, las denuncias de corrupción. Los casos se documentan uno tras otro. Y se diluyen en el siguiente escándalo. Es parte de la normalidad mexicana. No causa sorpresa. Lo que en otros países provocaría la renuncia de los funcionarios, en nuestro país sólo produce memes, reportajes y comisiones de investigación.

En su libro ¿Cómo nos arreglamos? Prontuario de la corrupción en México, Germán Dehesa dice sobre Santos: “Si un mexicano que en su momento brilló tanto (con luz negra) tenía esa idea de la moral, ya podemos tener una pista importante para entender nuestra casi permanente desatención al respeto de la legalidad y para entender también nuestra contrahecha idea de que la moral es un estorbo, o en el mejor de los casos, un exótico producto para consumo exclusivamente doméstico. Alguien me dirá: no todos los mexicanos somos Gonzalo N. Santos. Es cierto, pero añado: todavía quedan demasiados mexicanos que quisieran ser Gonzalo N. Santos”.

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