Fallas de comunicación: la otra crisis

Por Miguel Cedeño

Publicado originalmente el 8 de junio de 2015 en el blog del autor.

Toda persona tiene derecho al libre acceso a información plural y oportuna, así como a buscar, recibir y difundir información e ideas de toda índole por cualquier medio de expresión
Artículo 6 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos

Si el derecho constitucional a la información es importante para el cotidiano de la vida democrática de una sociedad, en el contexto de los procesos electorales resulta fundamental para votar consciente de las opciones políticas. En pleno resacón electoral, cuando todavía tenemos frescas las campañas, hay algunos rasgos que nos hacen pensar de la crisis que vive el país -sí, otra crisis- en términos de comunicación e información.

Hablo en términos generales, y en mi experiencia como habitante de la ciudad de México; pero más allá de particularidades, se podría decir que son elementos que compartimos en todo el país; otras muestras de los problemas que tiene nuestro sistema electoral y nuestro sistema de medios.

Pocas propuestas, poca creatividad

¿Cómo atraer a un votante en medio de una crisis social y política como la que vivimos? ¿Cómo llamar al voto en medio de cuestionamientos no sólo a los partidos políticos, sino otras instituciones políticas en este país, donde partimos de la incredulidad y la desconfianza? Estas elecciones estuvieron marcadas por un sabor a cutre, donde se reciclaron discursos y estrategias. ¿Folletos mal diseñados? ¿Pegar calcas? ¿Espectaculares y pendones con la cara del candidato? ¿Videos con gente hablando de manera frontal a la cámara, en plan #YoSoy132? ¿Spots de “contraste”, spots de buenas intensiones? Ni las candidaturas independientes se salvaron, y terminaron por resignificar las mismas estructuras narrativas de la política nacional. Donde los candidatos son “ciudadanos”, “cercanos a la gente”, ¿cómo crear un diferenciador en el discurso y la práctica? Sobre las plataformas electorales, muy poco: no había mucha claridad sobre la agenda legislativa o ejecutiva, o bien se limitaba a un listado de propuestas genéricas.

Institutos electorales

Al momento de buscar la información de diputados federales, la información disponible en la página del Instituto Nacional Electoral (INE) fue escasa, genérica, y -en casos- nula. En el caso del Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) la búsqueda fue aún peor: para saber quiénes eran los candidatos, había que descargar un archivo de Excel, dividido por partidos y coaliciones en pestañas distintas; había que filtrar para encontrar las candidaturas de tu distrito. Los debates organizados por el IEDF -por dar un ejemplo- se limitaron a ser ejercicios poco atractivos, en formatos caducos y aburridos. Los organismos electorales son también pieza clave para el acceso a la información de las propuestas y los candidatos.

Emisarios sin mensaje

Los medios de comunicación hicieron gala del pésimo periodismo que llena las páginas de los periódicos, los sitios web, las estaciones de radio y los canales de televisión de nuestro sistema de medios. No hubo ejemplos destacables de periodismo de investigación en materia electoral; los medios se dedicaron a registrar los dimes y diretes entre candidatos; de cubrir actos proselitistas y boletines, sin cuestionar en lo más mínimo las candidaturas y la plataforma política. La crisis no se limitó a los medios comerciales, sino que se extendió a los medios públicos al servicio de los gobiernos estatales -como fue el caso del Sistema Jalisciense de Radio y Televisión, donde se prefirió anular la cobertura electoral antes que ser plurales-, quienes no lograron brindar información oportuna para la toma de postura ante el contexto electoral.

Si la información es un derecho, estas elecciones los ciudadanos fuimos vulnerados de manera sistemática. Hay que sumarle esta crisis a la actual lista.