Soldados de Televisa

Megamarcha. Televisa.
Juan Carlos Núñez / Opinión

Soldados de Televisa

Por Juan Carlos Núñez Bustillos

Publicado originalmente en el periódico La Crónica Jalisco el 1 de julio de 2014.

Parecía demasiado bueno para ser verdad. El Congreso aprobó hace un año, en junio de 2013, la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones que incluyó, entre otras cosas, la restricción a los monopolios, una mayor protección a los usuarios de los servicios de comunicación y la autonomía del organismo que regula el sector.

Derivado del “Pacto por México”, firmado por los principales partidos políticos el 2 de diciembre de 2012 con la llegada de Enrique Peña Nieto al poder, la reforma en materia de telecomunicaciones se aprobó en un proceso legislativo sin mayores sobresaltos, lo que provocó una gran sorpresa porque recogía algunas demandas que agrupaciones sociales y académicas habían planteado durante años para democratizar el sistema de comunicación en el país y que se mantuvieron “congeladas” durante decenios.

Pese al avance que representó la reforma constitucional, especialistas en el tema y promotores de la democratización de los medios como la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) advirtieron que los verdaderos cambios tendrían que darse en las leyes secundarias, aquellas que “aterrizan” los preceptos constitucionales. Y en este sentido no eran tan optimistas.

El tiempo les dio la razón. La iniciativa de legislación secundaria que envió el presidente Enrique Peña al Congreso no sólo no concreta la reforma constitucional sino que va contra ella porque favorece a los monopolios, otorga mayores facultades al gobierno en detrimento del organismo autónomo y le permite supervisar contenidos e incluso suspender transmisiones cuando considere que éstas atentan contra la seguridad nacional. Además, diluye la importancia de los medios públicos, comunitarios e indígenas, así como los derechos de las audiencias. De ahí que se haya bautizado a la iniciativa como “Ley Peña-Televisa”.

En el Congreso, los diputados de la “telebancada”, que representan a los emporios de la comunicación y no a los ciudadanos, buscan mantener los privilegios de los monopolios televisivos. Emilio Azcárraga Milmo, quien fuera dueño de Televisa, expresó alguna vez que él era un “soldado del presidente”. Tiene razón. Lo vemos diariamente en sus noticiarios. Más preocupante aún es que el presidente se convierta, como ya lo han hecho diputados y senadores, en soldado de Televisa.

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