Perfil de veto ciudadano

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Jorge Rocha / Opinión

Perfil de veto ciudadano

Por Jorge Rocha

Publicado originalmente el 2 de septiembre de 2016 en el Semanario Arquidiocesano de Guadalajara.

Finalmente, hace unos días y después de tres convocatorias, el Congreso local eligió a los nuevos comisionados del Instituto de Transparencia, Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Jalisco (ITEI). El proceso fue tortuoso, hubo muchas fallas, se generaron bastantes críticas al desarrollo del mismo y todavía, después de los resultados, organizaciones como la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) en su Capítulo Jalisco, críticó el reparto de “cuotas” entre los Diputados al considerar que los nuevos comisionados pueden tener conflicto de interés en su labor de salvaguardar el derecho a la información, al tener relaciones cercanas con los institutos políticos que los escogieron.

Salvador Romero Espinosa y Pedro Antonio Rosas Hernández son los nuevos comisionados titulares del ITEI, mientras que Juan Carlos Campos Herrera y Claudia de María Constanza Barbosa Padilla son sus suplentes.

La novedad que tuvo este proceso es que la Comisión de Participación Ciudadana del Congreso obtuvo el apoyo de un Consejo Consultivo integrado por académicos y ciudadanos que se encargaron de evaluar a los aspirantes a comisionados, y al menos asegurar que, entre los elegibles, se encontraran personas con conocimiento en los temas de transparencia y acceso a la información pública de forma suficiente. Hubieron de llevarse a cabo tres convocatorias por los errores cometidos, pero al final se logró que esta parte del desarrollo de la elección fuera debidamente realizada; sin embargo, de entre los que se postulaban al cargo había un buen número que contaba con un padrinazgo político que los estaba impulsando.

Perfil de veto ciudadano

Luego de este procedimiento, de otros que se han hecho en anteriores ocasiones, y pensando en los escenarios que vienen (elección del nuevo Auditor del Estado y del Presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco), conviene hacer algunas reflexiones sobre la manera como la ciudadanía puede asegurar que los perfiles de los titulares de estos organismos públicos o los comisionados o consejeros que los integran, cuenten con al menos tres cualidades fundamentales: conocimiento del tema, autoridad moral y autonomía de los grupos políticos.

Una de las estrategias que se ha utilizado por las organizaciones sociales para incidir en este tipo de procesos, es la creación de un perfil ideal para desempeñar el cargo a elegir. El problema de plantear este modelo como el referente de la decisión, es que casi ninguna persona llena con cabalidad los requisitos que allí se proponen; y cuando efectivamente existe, es común que estos individuos no quieran el cargo. Aunque el perfil ayuda al discernimiento, por la vía de los hechos es muy fácil hacerlo a un lado, pues “ni un santo cumple con estas cualidades”. Asumiendo que es necesario seguir confeccionando estos ideales, me parece que necesitamos una herramienta adicional: el perfil de veto ciudadano.

Este ejemplar sirve para poner sobre la mesa del debate aquellas formas de proceder y defectos que son inadmisibles para un cargo de tal naturaleza; es decir, se trata de configurar un perfil mínimo de los que podrían ocupar una función pública determinada. Este tipo de modelo ayuda a que no lleguen a estos acomodos personas que a todas luces no podrán cumplir con sus responsabilidades, ya sea porque no tienen las habilidades y conocimientos necesarios porque tienen un claro conflicto de interés o porque por su trayectoria no existe ninguna garantía de que su gestión se llevará de manera adecuada. Si en el momento de elegir, los diputados incurren en no atender el perfil de veto ciudadano, el costo político de este decisión puede ser muy alto para ellos.

Dicho de otra forma, los ciudadanos interesados en determinados asuntos públicos, pueden exponer un perfil ideal del funcionario público que se elegirá, pero también tendrán a la mano el perfil del tipo de funcionario que no puede llegar a determinado puesto público. Dicho de otra manera, es plantear un perfil de veto ciudadano. Es evidente que tanto el perfil ideal como el perfil de veto ciudadano necesitan construirse, previo un análisis de lo que una instancia determinada precisa en un contexto determinado para realizar su labor de mejor manera.

Foto: VandaKeo@Flickr

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